Ayer María Cristina Ramos recibió el Premio Iberoamericano SM de Literatura Infantil y Juvenil con enorme alegría. Sus editores (en SM, en Calibroscopio, en La Bohemia) compartieron el orgullo. Porque tiene una obra magnífica, porque es un placer trabajar con ella, por la honestidad intelectual que sostiene.
El jurado consideró que la autora tiene “una mirada auténtica y sensible de la realidad latinoamericana” y explora “géneros y formas en el conjunto de una obra de alta calidad literaria dirigida a un espectro amplio de lectores”. Dijo que Ramos tiene “cuidado en la construcción de sus textos y su profundo respeto hacia el lector, sus personajes y la realidad que recrea”, así como “la construcción de una propuesta estética que conmueve al lector y enriquece su sensibilidad”. Y en su poesía “integra elementos lúdicos para formar lectores iniciales”. Nadie lo duda.
Su discurso.